Concluimos. El estudio de la Sábana Santa nos aproxima
de modo dramático al dolor infinito de la muerte en la Cruz. Pero no sólo
eso.
El estudio sobre
la
formación de la imagen nos acerca al centro mismo de la fe del
cristianismo: la resurrección de Jesús. La hipótesis según la cual la
imagen se forma mediante un mecanismo por el que el lienzo cae a través de
un cuerpo radiante nos abre las puertas a unas consideraciones muy
profundas.
El físico Jackson, autor de la hipótesis, señala que
la situación recuerda a lo ocurrido con Pedro y Juan, a la entrada de la
tumba, a punto de mirar hacia dentro: vieron los lienzos y creyeron.
Ningún apóstol dijo haber presenciado la resurrección,
aunque los evangelistas afirman claramente que
las consecuencias de lo que fuera que sucedió en la tumba (el
sepulcro vacío, los lienzos yacientes) son históricas. Hoy, después de
veinte siglos, puede que tengamos algo análogo a una cámara que grabó, en
el silencio y la oscuridad del sepulcro, algo que nunca había visto el ojo
humano.