Como ya se ha dicho, en los siglos del VI al XII se
conoció la llamada Mandilyon, que primero estuvo en Edesa y luego en
Constantinopla. No sabemos cómo era el rostro del Mandilyon. Pero sí
resulta sorprendente la semejanza de la imagen de Cristo que en esa época
aparece en la iconografía y la imagen de la Sábana.
En las imágenes o esculturas occidentales de los
primeros siglos del cristianismo aparece siempre Jesús en forma de un joven
Apolo de rasgos griegos o romanos. Sin embargo, a mediados del siglo VI se
extiende por todo el imperio una morfología y una fisonomía radicalmente
distintas. Este cambio coincide con el redescubrimiento del Mandilyon en
525.
En efecto, los iconos bizantinos tienen una serie de
rasgos coincidentes con el rostro de la Sábana de Turín. Lo vamos a
comprobar en la página siguiente.