Según los Evangelios, Jesús tuvo que
llevar a cuestas la cruz hasta el Calvario.
En realidad, los condenados romanos a
ser crucificados sólo llevaban a cuestas el palo horizontal, llamado “patíbulum”.
Éste, que pesaba entre 35 y 55 kilos, era colocado sobre el condenado y
atado con los brazos extendidos.
En la Sábana se encuentran huellas
debidas al “patíbulum” y a las posibles caídas durante el camino del Gólgota.
En la espalda, justo por debajo del hombre derecho, vemos una amplia zona
erosiva y contusa de forma rectangular. En el hombro izquierdo
hay una zona con características similares. Esto demuestra que
el patíbulo ha gravitado sobre estas zonas allanando, deformando y
volviendo a abrir las lesiones provocadas por la flagelación.