Aquí podemos ver una imagen de la Sábana
Santa en positivo (en blanco y negro) y en negativo.
Cuando Segundo Pía, en 1898, obtuvo
permiso para fotografiar la Sábana Santa, comprobó que la imagen, vista en
el negativo fotográfico, adquiría todavía mayor claridad que en el
original. Se descubrió así una de las características más sorprendentes
de la imagen del lienzo: la imagen del crucificado aparece en el lienzo a
manera de un negativo fotográfico, presentando oscuras las partes salientes
y claras las restantes. Así el lienzo habría actuado “a la manera de un
cliché”. Esto sólo opera en relación con la imagen (la impronta, que es
la denominación que se suele utilizar), puesto que las manchas de sangre y
heridas no responden a este fenómeno (las manchas de sangre han pasado al
lienzo en positivo, no con efecto de negativo). Más adelante volveremos a
hablar sobre cómo se pudo formar la imagen (la impronta).
